Rebecca Rippin. CEO de Euroresidentes y Cookpad Spain

Cuando a finales de los 90, Rebecca Rippin decidió aprovechar su experiencia como británica ‘expatriada’ en España para asesorar a través de internet a sus compatriotas y a otros ciudadanos de la UE que siguieran ese mismo camino, los conceptos ‘emprendedor’ o ‘startup’ ni siquiera existían. Pero nació Euroresidentes y se hizo un hueco entre las incipientes webs de información útil que comenzaban a florecer. Con contenidos variados, desde consejos para afrontar las complejidades burocráticas de nuestra administración hasta la interpretación de los sueños o la difusión de frases y chistes, la compañía fue encontrando su sitio y ganando popularidad. Lo hizo sobre todo gracias a una de las aficiones de su promotora, la cocina, que impulsó una sección de recetas que hoy se integra en una multinacional japonesa de divulgación culinaria, Cookpad, que cuenta con 70 millones de usuarios en todo el planeta. Ha sido un largo viaje, no siempre en línea recta, pero con un constante desarrollo liderado por una mujer dispuesta a aprender cada día desde el convencimiento de que la pasión por lo que uno hace es el mejor motor de una empresa.

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Rebecca Rippin nació en 1966 en la ciudad de Nottingham (Inglaterra). Hija de un pastor protestante, optó por estudiar Relaciones Internacionales en la Universidad de Sheffield, una carrera que incluía el aprendizaje de idiomas y una estancia de un año en Alemania y otro en España, concretamente, en Alicante. Con 19 años, llegó a una España “fascinante” para una joven británica que se interesó por la “apasionante” política de “una democracia relativamente joven”, hasta el punto de realizar su tesina sobre el referéndum de la OTAN. “Era un país que disfrutaba de la política, de la libertad”, afirma, “me encantaba el ambiente” y, por supuesto, “el clima, la comida y la personalidad de la gente”. Pronto se dio cuenta de que el nivel de inglés de sus coetáneos españoles era muy limitado, lo que le permitió financiar sus estudios impartiendo clases. Terminada la carrera, decidió disfrutar en Alicante el año sabático (gap, para los ingleses) que no se había tomado antes de llegar a la universidad, y aquel gap dura ya 27 años.

Su formación en la especialidad le permitió participar en el origen del departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad de Alicante, donde permaneció desde 1993 hasta 1998, con la misión de dar a conocer la joven institución educativa en el exterior. Razones personales la impulsan a abandonar el proyecto e implicarse en una aventura empresarial de incierto futuro, puesto que se trataba de crear un portal de información para residentes europeos en Alicante en un momento en el que la implantación de internet entre los particulares era aún escasa y sus infinitas posibilidades de comunicación estaban aún por desarrollar. Como todos los pioneros, Rebecca Rippin tenía ante sí un horizonte inexplorado en el que la diferencia entre alcanzar el éxito o perderse en el camino dependía tanto de la osadía y el talento como de la suerte y la capacidad de adaptación.

“Me di cuenta de que internet se desarrollaba muy rápido en otros países, pero aquí lo hacía lentamente”, explica. Como tantos emprendedores (entonces la palabra no estaba de moda) en el año 2000 decidió utilizar su biografía personal como fuente de negocio. La experiencia de una inglesa adaptada a España, con hijos españoles, que había pasado por todos los procesos indispensables para un expatriado: alquilar un piso, firmar un préstamo, acudir al hospital… todo ello le proporcionaba un bagaje de información útil que comenzó a plasmar en una página web editada en inglés, francés, alemán y español destinada a ciudadanos de la Unión Europea con residencia en España, que llamó de la manera más obvia y eficaz: ‘Euroresidentes’.

El éxito no fue inmediato porque, paralelamente a la creación de Euroresidentes, Rippin permanecía a caballo entre Alicante y Madrid colaborando en la configuración de los contenidos internacionales del portal Universia, “y aquello se quedó en un proyecto familiar, con poquísimas visitas, la mayoría de mis padres, mis hermanos y mis amigos”, confiesa. No fue hasta 2003, tras un intenso proceso de investigación y tras adquirir un conocimiento “mucho más sólido” de lo que significaba internet, que el proyecto se profesionaliza. “Es que la web la cree sin saber nada de informática”, precisa, “utilizando el ‘Netscape composer’, que te permitía publicar en la red sin tener apenas conocimientos técnicos”.

Esa falta de infraestructura proporcionó algún que otro contratiempo: “Como la página la puse en un servidor gratuito de Estados Unidos, porque en España no existían servicios de hosting, una mañana encendí el ordenador y Euroresidentes había desaparecido: Hubo un incendio en la pequeña empresa de Texas que albergaba el servidor y nos tocó empezar de cero”, relata.

La modestia del proyecto, sin embargo, tuvo para Rippin virtudes esenciales. “Nos pudimos permitir el lujo de experimentar, probar y aprender qué funcionaba mejor”. Paradójicamente, un proyecto pensado de inicio para hablantes de otras lenguas, halló en los contenidos publicados en español su mejor fuente de usuarios y, por tanto, de negocio. ¿La razón? “La oferta de portales tipo lifestyle (estilo de vida) en otros idiomas era abundante, pero en España todavía no”, explica; “los portales que había tendían a dictar al internauta qué información había que leer, pero nosotros no lo hacíamos así. Estudiábamos muchísimo cómo la gente había llegado a nuestra página, veíamos lo que estaban buscando y entonces empezábamos a fabricar una web que ni siquiera tenía una página principal coherente, pues se diseñaba en función de lo que los usuarios estaban buscando”.

Desde el principio, Euroresidentes se volcó en contenidos útiles “y hablando al usuario de tú a tú, con humildad”. “Sin nuestros usuarios no somos nadie”, razona Rippin, “y nos debemos a ellos”.

En 2004 amplían el equipo con tres personas para incrementar los contenidos y se sitúan entre los portales de lifestyle más visitados. Entonces se produce un nuevo cambio. “Internet dejaba de ser un escaparate de información para transformarse en un lugar interactivo en el cual el usuario ya no solo quería leer, sino que deseaba participar, influir en la propia configuración de la información”.  Todavía no existía Facebook en España, “pero sabíamos que las redes sociales estaban llegando, así que decidimos crear un equipo tecnólogico que ya era imprescindible, y aplicamos una tecnología muy innovadora, Ruby on rails (un framework de aplicaciones web en código abierto creado en 2004)”.

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