Cristina Serrano (YAdemás), Ana Carrau (Chiquiemprendedores), Javier Alcalá (Improven)

“El nuevo equipo de la CEV, liderado por su presidente, –argumentó Miguel Ángel Javaloyes– está inmerso en un proceso de innovación que permita recuperar la marca empresario. Es decir, convertirse en una organización del siglo XXI que impulse el cambio en la mentalidad empresarial. Para ello, debemos inculcar en las personas de las organizaciones principios como ‘siempre se puede hacer mejor’ (mejora continua), ‘siempre me queda algo por aprender (formación permanente)’ instaurando en la organización una constante evaluación tanto individual como por departamentos”. También incidió en la necesidad de descartar otros como “yo ya lo sé todo, a mí que me van a enseñar”.

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En esta línea, Óscar Valle destacó la importancia en estos momentos de ser muy ágil y rápido para estar en el mercado. Es decir, “no sobrevive el más fuerte sino el que más rápido o el que mejor se adapta a los cambios. Por ello, es vital escuchar a los clientes para detectar nuevas necesidades y poder ayudarles. Al principio lo hacíamos intuitivamente, después a través de la formación que hemos adquirido en el Máster Oficial de Innovación y Desarrollo de Proyectos de Negocio que imparte Florida Universitària, estamos implementando metodologías de Design Thinking, Lean Startup… que nos ayudan a resolver mejor esas necesidades y a ser más eficientes y, de esta forma, conseguir diferenciarnos de la competencia”.

Elena Gómez, alumna de Leinner en Florida Universitària

Por su parte, Elena Gómez incidió en que en Wolow tienen muy presente la mejora continua. “Creamos un producto, salimos a la calle a venderlo y, a la vez, lo estamos mejorando. Este hecho nos obliga a aceptar el cambio y a modificar nuestra visión sobre el fracaso ya que lo vemos como algo bueno que mejora nuestro aprendizaje. Además, utilizamos herramientas y metodologías como Team Academy o el pre y el postmotorola (ejercicios que se hacen antes y después de visitar a un cliente), trabajamos en equipo y no somos emprendedores sino teamplayers, ya que lo importante no es la idea sino el equipo que la desarrolla”.

Miguel Ángel Javaloyes incidió sobre el concepto ‘error’ mencionado por Elena Gómez y recalcó que “tenemos mucho miedo a equivocarnos y no es lo mismo errar solo que hacerlo en compañía. Además, siempre habrá alguien que aprenderá de mi error y me ayudará a salir de él”.

A este respecto, Javier Alcalá resaltó que “para tener éxito en cualquier proyecto, ya sea empresarial o de vida, es necesario apasionarse y disfrutarlo y, a partir de ahí, si se cometen errores, se perdonan más ligeramente. Si además está apasionado con esa idea 24 horas al día es porque es un innovador”.

En cuanto a los equipos, coincidió con Elena Gómez en que siempre los han creado totalmente complementarios evaluando y teniendo en cuenta las habilidades personales de cada uno de sus miembros. “De hecho, nos gusta hablar de los elementos tierra, aire, fuego y agua. Es decir, debe haber un ‘aire’ que sea el creativo y que vaya ideando las cosas; un ‘agua’ que evalúe todas esas ideas y las dote de seriedad; un ‘tierra’, que convierta en realidades esas iniciativas; y un ‘fuego’ que dinamice al grupo para que nunca se quede parado y siga mejorando el proyecto acabado”.

Entre las metodologías innovadoras que emplea Cristina Serrano en YAdemás, se encuentran Design Thinking y Diseño de Servicios. “Gracias a ellas conseguimos que antes de empezar, hayamos detectado la necesidad pero no de puertas para adentro de la empresa o en nuestras cabezas sino en la calle, observando y preguntando y con metodologías que nos ayudan a detectar cuáles pueden ser las posibles oportunidades de innovación. Después nos sentamos con la empresa y decidimos económica y estratégicamente cuál de ellas es más susceptible de tener más garantías de éxito en el mercado o más fácil de implementar, dependiendo del momento en el que se encuentre el cliente”.

Cristina Serrano (YAdemás)

Por ello, “mi principal motor para conseguir estos objetivos, –insistió Cristina Serrano–, es la voluntad, el disfrute y la pasión por estas metodologías de bajo coste y no tecnológicas que nos ayudan a resolver problemas complejos y que están al alcance tanto de las grandes empresas como de las pymes”.

Ana Carrau argumentó que en Chiquiemprendedores “observamos cómo se desarrollan los ecosistemas de emprendedores e innovadores y copiamos sus fórmulas. Para ello, empleamos metodologías importadas del mundo emprendedor e innovador y otras de base pedagógica. Igualmente, y tal y como comentaba Javier Alcalá, le ponemos mucha pasión, creemos firmemente en lo que hacemos y queremos cambiar este sistema educativo además de concienciar a la sociedad de que esta solución es posible y viable”.

Para hacer realidad esta búsqueda de habilidades emprendedoras, subrayó Ana Carrau, “hemos enseñado a los niños, no ya en el uso de las tecnologías, sino a entender el contexto en que estas se han desarrollado para que sean capaces de crear lo que viene después, obedeciendo a las necesidades que tengan. Trabajamos también con todo lo que puede generar alguien con sus propias manos, una iniciativa que concuerda con las procesos de prototipado que se da en fases de innovación o de emprendimiento. Estas actividades propician que los niños entiendan que sus ideas pueden ser factibles y pueden crear de una forma tangible”.

Con lo cual, aclaró, “el eje que nos guía es la creatividad, el prototipado y la comunicación”.

En cuanto a ir más allá del día a día, Ana Carrau, avanzó que invierten mucho tiempo en indagar e investigar qué se está haciendo sobre innovación pedagógica y educativa, e incluso “qué ocurre fuera de nuestras fronteras, qué podemos coger y cómo podemos transformarlo y adaptarlo en una educación basada en el juego, en la experiencia y en la diversión”.

Desde Improven, –adelantó Javier Alcalá–, “estamos acercando la innovación al entorno industrial tradicional, tratando de optimizar sus procesos. Para ello y dejando atrás frases como ‘esto lo hacemos así porque llevamos más de veinte años haciéndolo’, nos hemos fijado en los emprendedores, en técnicas como Design Thinking, los 24 pasos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), etc., y hasta qué punto somos capaces de copiar lo que hay en entornos más dinámicos y adaptarlos en entornos industriales tradicionales”.

Empar Martínez (Florida Grupo Cooperativo)

En concreto, matizó, “nuestro proyecto actual tiene como objetivo poner en contacto a empresarios de sectores industriales tradicionales con metodologías y gente joven que tengan ganas de ir aplicando esa duda continua en la forma de hacer las cosas”.

Del mismo modo, “la crisis que hemos vivido está provocando que las empresas tradicionales centren su atención en las nuevas tecnologías. De hecho, la cultura Lean está siendo muy bien acogida entre los empresarios ya que les permite hacer más cosas con menos recursos económicos”, avanzó Alcalá.

Por su parte, Empar Martínez incidió en la importancia de que exista un laboratorio de innovación en el que confluyan “desde aquellos que estamos poniendo la primera piedra para que se desarrolle y no se pierda el espíritu emprendedor con el que nacemos y que estamos trabajando para que la educación sea emprendedora y aquellos que están en la empresa consolidada y sobreviven porque siguen conservando ese espíritu emprendedor”.

En cuanto a las metodologías que han sido expuestas por los participantes en la mesa, Empar Martínez valoró positivamente que estén explotándose y utilizándose en la empresa y que “esos espíritus emprendedores de empresas consolidadas estén ayudando a desarrollar nuevos negocios y a encontrar nuevos talentos. Esto se debe a que nos mezclamos y hemos dejado de lado los compartimentos estancos –universidades, institutos tecnológicos, empresas…–”.

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