Aunque suele argumentarse como una debilidad sistémica de la economía la dimensión pequeña de nuestras empresas y la ausencia de grandes corporaciones, éste es a juicio de F. Xavier Molina, un falso problema. Según argumenta el catedrático de Organización de Empresas de la UJI, “algunos países con sectores industriales más consolidados presentan tamaños medios de empresa aún más reducidos. Entre otros casos, estaría el de Italia, con una presencia de micro empresas superior. Por el contrario, la mayor especialización productiva exigirá empresas de menor dimensión pero que establezcan relaciones estables y reticulares con otros actores en el territorio”.

[mepr-rule id=»598″ ifallowed=»show»]La mayor debilidad, en su opinión, se refiere a la errática gestión de los responsables públicos y privados, incluyendo aquí a las representaciones empresariales. A nivel valenciano, señala Molina, “la ausencia de una política económica o industrial, es evidente. Las acciones de promoción a través del Impiva han sido de escaso impacto, sino marginales».

«A nivel local las decisiones políticas no han ido más allá de apoyos mediáticos a determinadas iniciativas con poco rigor y menor compromiso. Y las asociaciones de empresarios y otros ámbitos de actuación políticos, no han tenido una visión estratégica y a largo plazo. En definitiva, no se ha respetado ni protegido la industria valenciana , en particular la cerámica”.

El desarrollo de un modelo productivo como el que Molina propone, se debe basar en aquello que ha constituido la base económica anterior. “Sería un error grave -explica el catedrático de la UJI– crear nuevos proyectos o planes alejados de nuestra realidad. En este sentido, nuestra economía local tiene una larga tradición empresarial que constituye un patrimonio intangible que quizás sea su mayor ventaja. Lo que queremos decir es que con independencia de productos y servicios concretos, nuestros empresarios, técnicos y empleados tienen habilidades demostradas en aprovechar oportunidades de mercado, en la producción, el diseño o la comercialización de productos».

«Además a nivel institucional existen un entramado de organizaciones e instituciones diseñadas para dar apoyo al tejido empresarial, que con un cambio de orientación y mayores recursos pueden servir de motores de la transformación de la realidad económica. Estas ventajas otorgan al territorio una gran flexibilidad y la oportunidad de regenerar nuevas ventajas competitivas en el futuro”.

En opinión de José Roca, presidente de la patronal provincial, CEC, los empresarios castellonenses actualmente se enfrentan al reto de “disponer de medios y planes para seguir creando actividad económica y puestos de trabajo. En estos momentos las empresas demandan básicamente financiación a costes razonables. Financiación para reestructurar sus pasivos y el capital circulante para el normal funcionamiento de las actividades, pero con condiciones adecuadas”.

La patronal autonómica no obvia otros retos pendientes que “si no se afrontan con prontitud, no sólo retrasarán la recuperación económica, sino que impedirán que se pongan las bases de un crecimiento estable, prolongado en el tiempo y creador de empleo”. Y entre ellos, Roca cita el esfuerzo inversor en infraestructuras, “como la puesta en marcha del aeropuerto”; impedir que se grave a la principal industria de la provincia como es el azulejo con una tasa sobre el gas; impedir la competencia desleal hacia la agricultura de la provincia; mejorar las condiciones económicas del campo para favorecer sus transacciones, o evitar la huida de «nuestra materia gris” por la falta de perspectivas laborales, entre otras. Así como una decidida apuesta por la transferencia de conocimientos desde la universidad a la sociedad con criterios empresariales.

Son grandes retos que, a jucio de Roca, deberán corregirse para “mejorar el entorno económico que nos permita crear empleo, mantener la protección social y evitar desequilibrios”.

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