– Renta 4 abrió su primera oficina en la Comunidad Valenciana a principios de los 90. ¿Cuáles son las cifras de la firma en esta región?

– Tenemos operativas cinco oficinas (Valencia, Alicante, Castellón, Cullera y Elche), y por el momento no vamos a abrir ninguna nueva, pues estamos aún en fase de asentar la última apertura, que fue hace dos años en Elche. Entre las cinco oficinas trabajan 15 profesionales, que gestionan alrededor de 155 millones de euros de unos 4.000 clientes, y entendemos que una economía como la valenciana debe posibilitar un mayor desarrollo a una firma como la nuestra, por lo que nuestra prioridad en los próximos 12-18 meses es ganar conocimiento y notoriedad de la firma entre ahorradores e inversores, para poder crecer en número de clientes.

[mepr-rule id=»598″ ifallowed=»show»]Nuestra forma de ganar notoriedad entre los ahorradores e inversores no es mediante acciones masivas de márketing y publicidad, sino haciendo pedagogía y divulgación del funcionamiento de los mercados financieros, mediante reuniones con clientes, charlas, conferencias, etc. El objetivo es lograr que cada vez más gente conozca y entienda qué son y cómo funcionan los mercados financieros, y qué es y qué servicios presta Renta 4 Banco respecto a dichos mercados financieros.

Aún hay gente que cuando se habla de inversión y mercados financieros lo asocia a especulación y alto riesgo, cuando la realidad dista mucho de ser esa, pues el grueso de nuestra operatoria se realiza con títulos de renta fija. En suma, se trata de explicarles que una firma como Renta 4 desempeña la misma función que el médico de cabecera del cliente, pero centrado en la gestión de su ahorro y patrimonio.

– Desde la perspectiva de Renta 4, ¿el hundimiento de las entidades financieras regionales en la Comunidad Valenciana se percibe como una oportunidad o como indicativo de que éste es un mercado de alto riesgo para la inversión?

– Lo que ha ocurrido con las principales entidades financieras con sede en la región es el resultado casi lógico de la tormenta perfecta que se vivió en España, y muy especialmente en sus zonas turísticas, durante casi 8-10 años: dinero abundante y barato de los mercados internacionales, demanda aparentemente constante e ilimitada de bienes inmuebles, y relajación evidente en los criterios de concesión de créditos.

El modelo que dio como resultado aquella situación hoy ya no existe; más bien todo lo contrario: las entidades financieras españolas están reduciendo su endeudamiento internacional y la actividad inmobiliaria está bajo mínimos. Por lo tanto, estamos en la fase de consolidar un nuevo modelo de operatoria financiera, y eso nosotros lo entendemos como oportunidad.

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