El emprendimiento va más allá de las aplicaciones móviles o de facilitar productos o servicios más o menos necesarios. Las ciencias de la salud es uno de los campos donde, si bien es cierto que se precisa mayor inversión, las buenas ideas tienen capacidad de crecimiento.

Es el caso de Quibim, una empresa cuyo objetivo es facilitar a los médicos la diagnosis mediante la integración de datos provenientes de diversas fuentes radiológicas: rayos X, TAC, resonancia, escáner o ecografía.

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Quibim es el proyecto de Ángel Alberich Bayarri, un joven ingeniero de Telecomunicaciones que se doctoró en ingeniería médica. Tras trabajar en el Grupo Hospitalario Quirón como responsable de ingeniería biomédica para todos los centros de la red, en 2012, junto con Luis Martí Bonmatí, un radiólogo de reconocido prestigio europeo, se lanza a crear la empresa con el objetivo de acercar la medicina y la ingeniería.

El reto era conseguir que la imagen médica, mediante un proceso de integración por algoritmos, fuera capaz de proporcionar datos suficientes para diagnosticar o evaluar resultados de tratamientos.

Dos años más tarde, en 2014, Ángel Alberich se dedica en exclusiva en exclusiva al desarrollo de la empresa y al grupo de investigación de la imagen médica en el Hospital La Fe.

El recién inaugurado complejo hospitalario había reservado espacio e instalaciones para empresas tecnológicas que pudieran aportar valor a la atención médica, de modo que se instalaron en el llamado Biopolo de La Fe lo que proporciona acceso inmediato a toda la tecnología médica. Según Alberich, “era importante estar aquí porque todo lo que vamos desarrollando lo podemos testar y validar muy rápidamente”.

Un año más tarde, presentaron el proyecto a Lanzadera, lo que supuso un impulso importante, “porque estamos hablando de medicina, aquí no  presentas un viral que se desarrolla rápidamente. Aquí tienes que probar continuamente y validar con los pacientes. Cuando hablas con un inversor tienes que aclarar que no va a dar beneficios inmediatos. Las empresas biotecnológicas tenemos unos periodos más largos”.

En tan corta vida, Quibim ya ha tenido la oportunidad de rechazar una tentadora oferta, cuando el pasado año el MIT les premió como empresa innovadora impulsada por menores de 35 años. Sin embargo, Alberich consideró que la plataforma todavía no estaba lo suficientemente desarrollada como para instalarse en Estados Unidos, que era la condición puesta por los inversores.

Beneficios en el plazo de un año

En la actualidad, Quibim es propiedad de sus dos fundadores y del Instituto de Investigación Sanitaria La Fe. Pero la participación del hospital va más allá del capital, puesto que  además del acceso a las instalaciones, participan en proyectos de investigación conjuntos y “tener una muestra representativa de tu potencial cliente”, afirma Ángel Alberich.

Este año ya han empezado a desarrollar la actividad comercial tras el lanzamiento, el pasado mes de marzo, de una nueva plataforma que se está testando con usuarios y “con toda probabilidad, a la vuelta de verano, pondremos el modulo de cobro en la plataforma”, afirma Alberich.

Ángel Alberich

Estos cuatro meses han servido para aprender y corregir posibles errores, no solo de la plataforma, sino de su interacción con el proveedor en la nube, que no es otro que Microsoft Azure.

¿Pero qué tipo de servicio ofrece Quibim? Ellos lo definen como biopsia virtual. “Tratamos la imagen como datos y a través de ella obtenemos información cuantitativa. En este momento tendremos unos 28 biomarcadores, pero van cambiando”, aclara el promotor de la empresa.

La tecnología desarrollada da pautas sobre cómo avanza una enfermedad o cómo funciona un tratamiento de una manera más rápida que con métodos convencionales.

Quibim es extremadamente útil para evaluar ensayos clínicos de fármacos, porque permite optimizar recursos. “Estamos obteniendo respuestas a los tratamientos en siete días en lugar de en dos meses. Las nuevas variables que se pueden medir a partir de la imagen nos permiten comprobar si un fármaco funciona o no. puesta al día siguiente, cuando lo normal es un mes. También ahorras en número de pacientes en los que haces los ensayos porque puedes objetivizar más los resultados”, matiza Ángel Alberich.

En la actualidad, Quibim cuenta con una decena de clientes, entre médicos, grupos de investigación y farmacéuticas.

A mediados de 2017, Quibim estará a pleno rendimiento y produciendo beneficios, según las previsiones. Mientras tanto, está cerrando una ronda de inversión de 600.000 euros, con un tique de entrada de 100.000 euros. Pocos inversores pero con buenos contactos en el sector biomédico.

Ángel ve el futuro como una integración entre la plataforma y las máquinas, “porque lo natural sería que la propia máquina te facilitara el informe”. El paso lógico licenciar su tecnología para integrarla en los equipos de diagnosis o, incluso, venderla a los grandes fabricantes que operan en el mercado de la biomedicina.

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