El análisis de los expertos del Ivie explica que la Comunidad Valenciana padece déficits importantes de ingresos públicos—son claramente inferiores a la media— y, a pesar de gastar menos, ha incrementado su endeudamiento de forma acelerada desde el estallido de la crisis, hasta alcanzar los 40.000 millones de euros en 2015. En la actualidad, es la comunidad más endeudada en relación a su PIB (40,3%). “Gran parte del endeudamiento total también se deriva de la insuficiencia financiera (la financiación por habitante que recibe del modelo de financiación es un 7,5% inferior a la media), pues el endeudamiento es mayor que el de otras comunidades no por gastar más, sino a pesar de gastar menos”, indica Joaquín Maudos, ya que el gasto por habitante en los servicios públicos encomendados a las comunidades es en la Comunidad Valenciana un 17% inferior a la media.

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“Es –matiza– un elemento más que condiciona nuestro principal gap en renta per cápita: si tienes un gasto público sistemáticamente por debajo de la media, el factor de impulso de la demanda que debe ejercer el sector público siempre será menor”. “Con unos saldos fiscales negativos, la actuación del sector público no puede ser expansiva”, añade Francisco Pérez.

También la presencia del sector público en la CV es menor que en el resto de España: lo era hace 25 años y lo sigue siendo. Así, los empleados públicos por habitante son en la región casi un 20% menos que en el resto de España, apenas alcanzan el 9% del total. Esta cifra coincide con la de dotaciones de capital público por habitante (infraestructuras y equipamientos sociales y culturales), que también son un 20% más reducidas en la Comunidad Valenciana, siendo esta diferencia la mayor de los últimos 25 años. No obstante, esta brecha con la media nacional no debe enmascarar el hecho de que hoy el stock de capital público por habitante es el doble del que había en 1990.

La inversión en infraestructuras se ha multiplicado por 2,9 en el último cuarto de siglo, pero, en relación al PIB, la inversión en la Comunitat siempre ha estado por debajo de la media. En la actualidad está 22 puntos porcentuales por debajo del promedio.

“A esto se añade el hecho que, ese nivel de gasto público, aunque es menor que el de la media, se ha mantenido por la vía del endeudamiento. Por ello, en el momento que se cierra la inyección de los mercados financieros y nos vemos obligados a hacer ajustes fiscales, esa reducción del déficit debe hacerse aquí de forma más rápida –porque estábamos más desequilibrados que otros– y de ahí que la incidencia de dichos ajustes en nuestra economía haya sido mayor”, pone de relieve Francisco Pérez. “Por tanto, al factor estructural –menor peso del sector público–, se le une el coyuntural –más desequilibrios–, lo que ha llevado a mayores ajustes”, completa Maudos.

También es importante el análisis de la productividad del capital, cuyo nivel indica la capacidad de generar valor añadido a partir de las inversiones acumuladas. La productividad es hoy un 17% inferior a la de 1990 y un 8,5% inferior a la de España, lo que indica que parte de las inversiones no son productivas y existe una clara capacidad ociosa que condiciona la recuperación de la inversión.