“Además de esto, la morosidad en el pago de las ayudas ha hecho que las empresas dejen de confiar en el Ivace”, analiza. En 2010, se presentaron más de 2.000 proyectos de empresas a los programas de I+D e innovación, mientras que en 2012 fueron 359. “Esto demuestra claramente que las empresas han perdido interés en las convocatorias. Hay que corregir la situación y recuperar el terreno perdido”, considera el presidente.

– ¿Cómo ha afectado ese retroceso de inversión en I+D a la Comunidad Valenciana?

– La reindustrialización es una prioridad regional, nacional y europea, porque se ha hecho evidente que la industria genera un empleo estable y de más calidad, a la vez que induce la creación de un alto porcentaje de empleo en los servicios relacionados. Las regiones más innovadoras tienen más porcentaje de su PIB basado en la industria.

En nuestro caso, como hemos señalado, no encabezamos el gasto en I+D y por eso tampoco es sorprendente que el peso de nuestra industria en el PIB sea del orden del 15 %, lejos del objetivo marcado de alcanzar el 20 % en 2020.

Por eso defendemos un mayor esfuerzo en el apoyo a la innovación. Si nos fijamos en el porcentaje de empresas innovadoras que recibieron financiación pública en la Comunidad Valenciana, el dato no llega al 20 %, mientras que la media española se sitúa en el 24 % y el País Vasco, por citar una región de referencia, está en el 46 %.

De igual forma, si comparamos el apoyo de los gobiernos a sus sistemas de innovación en otras regiones, tanto nacionales como internacionales, también vemos enormes diferencias. Frente al 41 % de ayudas públicas de Redit, la corporación vasca Tecnalia obtuvo en 2013 un 49 % de fondos públicos, el TNO holandés un 48%, el VTT finlandés un 62 % y la corporación alemana Fraunhofer un 63 %. Es decir, los principales centros europeos tienen un porcentaje de apoyo público muy superior al nuestro.

Estos datos repercuten en la competitividad de la industria y, por tanto, en el empleo.

– ¿Qué compromisos demandarían al nuevo Consell?

– Para nosotros la I+D+i tiene que ocupar un lugar privilegiado en la agenda política de la región, porque no hay mejor garantía de futuro. Debemos cambiar la tendencia de los últimos años y recuperar una visión estratégica de medio y largo plazo para la industria y la innovación. Para eso es imprescindible recuperar la inversión en el sistema de innovación, tanto de las ayudas para empresas como para los institutos tecnológicos. La innovación debe ser una prioridad en el presupuesto y confiamos en que así sea a partir de 2016.

Además, es importante revisar el conjunto de ayudas a la innovación, construyendo un catálogo ajustado a las necesidades de las empresas y los centros tecnológicos, tanto en el tipo de ayudas, como en los plazos de convocatoria, evaluación, resolución y justificación. En definitiva, hay que recuperar la confianza en el Ivace, como agencia regional de desarrollo, y establecer ayudas que sean simples a nivel administrativo y fiables en procedimientos y en forma de pago.