Viernes, 19 de Abril de 2024
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El cumplimiento de la normativa penal en la empresa, ¿gasto o inversión?

Jorge Ciudad Real, Abogado en GB Consultores

Abogado. Área Legal GB Consultores

delitoHace apenas unos años, en España era impensable que las empresas pudieran llegar a ser condenadas por haber cometido un delito (“Societas delinquere non potest”). Como ya es conocido, esta máxima del Derecho clásico ha cambiado para siempre, de forma que, ahora sí, “Societas delinquere potest”. Una vez entró en vigor la reforma del Código Penal, en diciembre de 2010 (desarrollada por la reforma que se operó en el mismo cuerpo legislativo a través de la Ley Orgánica 1/2015), incide en la vital importancia del autocontrol.

Las empresas jurídicas deben tener implantado un sistema interno para la prevención, detección y minoración de los riesgos de comisión de posibles delitos dentro de su seno, haciendo cambiar, poco a poco, la mentalidad a ciertos empresarios, directivos y empleados sobre la prevención del riesgo interno y externo; así como tener en cuenta la importancia de ser éticos y responsables a nivel social, empresarial, económico y fiscal.

La obligatoriedad del cumplimiento normativo, no solo abarcará el desarrollo de políticas concretas sobre cumplimiento de conductas morales y éticas implementadas por la empresa, sino que, de manera especial y adicional, abarcará todas aquellas obligaciones de naturaleza legal que impliquen un riesgo para las empresas, que haya que prevenir o evitar o, en su caso, una vez producidas, solventar y corregir.

Las empresas y los empresarios están cada vez más concienciados sobre la idoneidad de implantar efectivas políticas y programas de cumplimiento normativo y prevención. Esta circunstancia llega por la inquietud y voluntad de estos empresarios de operar en el mercado e intentar hacer operar a sus vinculados (proveedores, clientes, etc.), con una serie de principios que, en muchas ocasiones, vienen recogidos en códigos internos de conducta o éticos y de conflicto de intereses y que rigen sus buenas prácticas comerciales y profesionales.

Más allá de las buenas prácticas
Se trata de ir en esa línea, pero de llegar más allá de unas buenas prácticas internas; es decir, hay que querer que se sepa que se cumple con la norma y que hay herramientas para ello. Con el tiempo, incluso se va a querer, o tal vez imponer, que con quién nos relacionamos comercialmente en el mercado también cumplan la norma. Esta postura va a formar parte de la carta de presentación de la organización, de su buena imagen y de su reputación como organización.

Pero esta concienciación debe ir encaminada a desarrollar e implantar esos modelos de prevención en sus empresas y no quedarse en un mero intento. Va a requerir de recursos como el tiempo que se le debe dedicar, identificación con el proyecto desde la cúpula de la empresa y que esta vaya descendiendo con credibilidad e impulso hasta llegar finalmente a los empleados (importantísima tarea de información y formación al personal sobre las políticas y el programa de cumplimiento normativo). Y, por supuesto, requiere inversión.

Esta relevante inversión en el proyecto y el hecho de que la dirección se involucre en él es lo que determinará el éxito y la proyección de este programa de cumplimiento normativo. Además, existe un factor de orgullo de pertenencia a la organización que puede impulsar el proyecto pues, cada empleado, desde su particular parcela y desarrollando su trabajo, se va a ver involucrado en el desarrollo de este proyecto.

El cumplimiento normativo consiste en establecer las políticas y procedimientos adecuados y suficientes para garantizar que la empresa, incluidos sus directivos, empleados y agentes vinculados (de nuevo, proveedores, clientes, etc.), cumplen con el marco normativo aplicable. Y dentro del marco normativo no han de considerarse únicamente las normas legales, como leyes y reglamentos, sino que también deberán incluirse en el mismo las políticas internas; los compromisos con clientes, proveedores o terceros; y, de manera especial, los códigos éticos o de conducta y de conflicto de intereses que las empresas se hayan comprometido a respetar y hacer cumplir, ya que existen muchos casos en los que una actuación puede ser legal pero no ética.

Cometidos obligatorios
En definitiva, lo que se persigue es enfatizar y poner en valor que la empresa debe tener una preocupación positiva por la ética y responsabilidad social corporativa y utilizar el departamento o equipo de cumplimiento normativo para llevar a cabo una buena parte de esos cometidos a los que vienen obligados formalmente.

Cometidos que hacen referencia a la realización de las siguientes tareas y funciones: unificar criterios de actuación; importantísima tarea de organizar la formación e información a toda la plantilla para obtener su comprensión sobre el asunto y su involucración en el proyecto; desarrollar efectivos sistemas de control y previsión de comisión de conductas irregulares o susceptibles de ser contrarias a la Ley, sobre todo los más directamente relacionados con la responsabilidad social corporativa y la ética; y coordinar todas estas actuaciones con otros departamentos o equipos de la propia empresa-persona jurídica.

El programa de cumplimiento normativo debe ser considerado, en todo caso, como elemento generador de valor en y para la empresa, evitando la producción de riesgos legales o de cualquier otra tipología; especialmente los de carácter reputacional y de imagen. Y finalmente, contribuyendo a una mejor cultura empresarial y considerando estas políticas como una importante y relevante inversión para la empresa-persona jurídica y bajo ningún concepto como un gasto.

Este programa y sus políticas se plasman en un documento con vida propia, al igual que la misma empresa, que se irá ajustando y actualizando conforme a las necesidades y circunstancias de esta. En caso de no darle la importancia y dedicación necesarias, será un gasto sin retorno alguno y carecerá de utilidad.

La preocupación de los empresarios por la responsabilidad penal de personas jurídicas va en aumento a buen ritmo, aunque el interés en estos programas y políticas ha empezado en una proporción inferior pero cada vez de manera más concienciada se están interesando por su implementación, desarrollo y ejecución. Imagen, reputación y desarrollo de negocio de nuestras empresas están en juego…

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