Robert, tenías razón, ¡la transformación digital es una realidad!

Robert, tenías razón, ¡la transformación digital es una realidad!

Senior Manager Consultoría Deloitte

2017-junio-opi-Deloitte-Sergio-VilanovaEl mundo actual cada vez me sorprende más. Cuando era un niño, en los años 80, Robert Zemeckis nos hizo soñar sobre cómo sería esta década en “Regreso al futuro 2”. En ella, nos mostraba un mundo de ciencia-ficción en el que la gente hablaba por videoconferencia, se realizaban anuncios con hologramas, se circulaba con vehículos autónomos y voladores, se vestía con ropa inteligente capaz de detectar condiciones ambientales, etc. En fin, toda una serie de tecnologías inverosímiles, ¡y resulta que ahora son reales!

En los últimos años, muchos términos han aparecido para acuñar el de la aplicación de estas nuevas tecnologías, tanto en los productos como en nuestras empresas. Términos como digitalización, smart connected products, smartcities, Industria 4.0 o el internet de las cosas. Para mí no dejan de ser eslabones de algo más grande, una tercera revolución de las tecnologías de información, desencadenada por la aparición de nuevas tecnologías, algunas de ellas disruptivas, y el abaratamiento de los costes informáticos, permitiendo su masificación.

Hablamos de tecnologías como la impresión 3D, la robótica, la sensorización de productos y máquinas, la inteligencia artificial o el big data, que están o estarán en los próximos años al alcance del consumidor y las empresas.

Este concepto es lo que conocemos como “transformación digital”, o lo que yo entiendo como tal; la capacidad de incorporar estas tecnologías en nuestras empresas, para conseguir generar ventajas competitivas. Porque de esto es de lo que se trata, de aportar diferenciación a nuestras compañías.

Centrándonos en la cadena de suministro (SCM), uno de los eslabones clave de nuestras organizaciones, vislumbramos un alto potencial de transformación a partir de estas tecnologías; no solo en la industrialización (industry 4.0), sino en todos sus ámbitos: desarrollo de producto, planificación, gestión de stocks, logística, etc.

Seré sincero: creo que, debido a toda la repercusión que se está dando, hay cierta sensación en el mercado de ser algo “etéreo” y de poca aplicabilidad a corto plazo, pero no es así; hay ejemplos, tanto en grandes líderes de mercado como Amazon, con AmazonGo, su smart-store (donde el consumidor solo tiene que coger los productos de la estantería y del resto se encarga el móvil); o casos como Uber, que revolucionó el negocio de los taxis. No nos engañemos, el cambio ha venido para todos y es una ola que no podemos dejar pasar.

Las preguntas clave
De este modo, como profesionales, las preguntas clave que debemos afrontar son:
– ¿Qué es la digitalización para mi organización?
– ¿Cómo puede afectar a mi negocio; generará nuevos negocios o transformará el actual?
– ¿Cómo impacta en la cadena de valor de mi sector?
– ¿Cómo me afecta en mis procesos y mi actividad?
– ¿Qué nivel de proactividad quiero tener?
– ¿Es suficientemente madura la tecnología?

Para mí, la respuesta a estas preguntas debe ayudarnos a identificar qué casos de uso (oportunidades) existen desde el punto de vista de negocio y que tecnologías podríamos aplicar para generar nuestras ansiadas ventajas competitivas.

A modo de ejemplo, piensen en como la impresión 3D puede cambiar el modelo de negocio en sectores como los repuestos de maquinaria, donde se podría pasar a vender los diseños de las piezas, permitiendo imprimirse en el lugar de consumo y reducir stocks y tiempos de parada e incluso eliminar proveedores.

O piense en otras aplicaciones, como la sensorización de productos y de máquinas y como la explotación de la información disponible puede ayudar a optimizar procesos productivos, anticiparse a fallos o mejorar la experiencia del consumidor.

¿Qué hacemos nosotros?
Y ahora es el momento de preguntarnos ¿qué estamos haciendo en nuestras organizaciones? ¿Nos estamos preparando para el cambio? En nuestra experiencia, estamos en un punto prematuro, en el que la mayoría de nuestras empresas no están realizando este proceso de reflexión o, si se está realizando, se encuentra en fases iniciales de gestación. Lo que se visualiza son iniciativas individuales departamentales, en la mayoría de casos en las áreas relacionadas con el cliente y, en menor medida, en el back-office o la fabricación, pero no en toda la cadena de suministro. Pero, ¿es así cómo deberíamos gestionarlo? Basado en mi experiencia durante estos últimos años, estos son los puntos clave de cara abordar la transformación:

> ¿Cómo voy a reaccionar a esto? Incluir en la reflexión estratégica de la compañía el análisis y seguimiento de estas tecnologías horizontales. Un primer paso que las empresas punteras están realizando, es la celebración de sesiones de inmersión digital y/o la determinación de un plan de transformación digital, que les ayude a definir su ambición digital.
> ¿Cómo voy a organizar el día a día? Una opción consiste en estructurar una “Oficina de Transformación”, que ayude a gestionar las iniciativas de forma transversal a la organización. Algunas compañías están optando incluso por la creación de nuevos departamentos en su organización.
> ¿Tengo los recursos y capacidades necesarios? La aplicación de estas tecnologías requiere de nuevas capacidades a incorporar en la compañía (científicos de datos, seguridad informática, marketing digital, metodologías ágiles, etc.) o en el ecosistema de partners.

Y una última recomendación sobre cómo abordar este proceso en un entorno tan cambiante y con tecnología tan poco madura:  La mejor defensa para su desarrollo es la demostración de resultados.

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