«Los Gens fueron personas muy apreciadas. Una cosa que nos llamó mucho la atención cuando entramos aquí fue ver los baños, duchas, el comedor de empleados. Todo eso, en la época, no era normativo, fue por voluntad propia de la familia. Denota su sensibilidad en la parte humana y también en la estética, porque para una fábrica de bombas hidráulicas no hacía falta que se hiciera todo lo que se hizo.

María Luisa Soler y Susana Lloret.

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Carlos Gens contaba la anécdota de que, hace 60 o 70 años, cuando se ponía en marcha el proceso de fundición en la fábrica, el humo que provocaba era muy negro y espeso. Avisaban al vecindario para que quitaran la ropa tendida y no se les manchara. Además, la mayor parte trabajaba aquí. Esto demuestra la simbiosis que había entre la gente del barrio y la fábrica, que estuvo primero, y alrededor se fueron construyendo los edificios. Por eso, del complejo original nos parecieron muy representativas las chimeneas y las hemos dejado. Funcionan como los testigos de todo lo que ha ocurrido aquí: están donde estaban”.

Susana Lloret establece de esta forma un vínculo entre lo que fue Bombas Gens desde 1930 hasta 1991 y todo lo que es desde el pasado 8 de julio de 2017. Lloret es doctora en Psicología por la Universitat de València, y entre sus especialidades se encuentran la Psicología de los RR.HH., del Desarrollo Organizacional y de la Calidad de Vida Laboral. Fue profesora titular de Psicometría entre 1999 y 2014. Abandonó su vocación inicial -también es diplomada en Magisterio- cuando la vida le ofreció la posibilidad de convertirse en directora general de la Fundació Per Amor a l’Art.

“La Fundació, como tal, tiene tres años. Pero llevamos diez realizando actividades que después recogimos bajo su paraguas. Una empieza a hacer cosas porque en la vida se presenta la oportunidad, algunas no las hemos buscado, nos han buscado ellas a nosotros. Empezamos a hacer obra social -por decirlo así- porque un gran amigo nos puso en contacto con el centro de acogida San Francisco de Asís para personas mayores. Aunque se tengan inquietudes por hacer cosas, a veces no se sabe cómo. Pero entonces sí que vimos cómo ayudar a gente que lo necesitaba y, además, podíamos comprobar el resultado. Se puede tener la intención y los recursos pero, a menudo, no se puede ver en qué acaban”.

Inversión filantrópica

Mª Luisa Soler es la directora del Área Financiera, Fiscal y Legal de la Fundació. Indica que “el edificio fue adquirido a través de la empresa familiar como una inversión privada”. Sancana Gestión de Inversiones es la empresa propiedad de José Luis Soler Vila, propietaria del 50 % de Ubesol, interproveedora de Mercadona de productos de higiene personal y limpieza del hogar bajo las marcas Deliplus y Bosque Verde. Pronto, por el lugar en que se encuentra -el degradado barrio de Marxalenes- y la situación de total deterioro desde el final de la actividad de Bombas Gens, un periodo en el que incluso llegó a sufrir un incendio, “de ser una inversión se detectó que podría utilizarse para fines sociales y se convirtió en la sede de la Fundació”. Por tanto, cabe aclarar el importante matiz de que ni la colección de arte que alberga ni el edificio son de la Fundació, sino propiedad privada que se pone a servicio público.

Una fundación filantrópica, define Soler, “al ser sin ánimo de lucro está regida por algunas normas diferentes a una empresa privada y adaptadas a la casuística; al final, los beneficios son cero y el excedente que quede va a reservas para poder financiar actos sociales. Sin embargo, sí que conlleva una serie de controles, lógicamente, y además, por los abusos que hemos visto recientemente, no solo hay que parecerlo, sino demostrarlo.

Cuando presentamos las cuentas anuales, los requisitos son los mismos que en otro tipo de entidades: las interpretamos y hacemos las mediciones del impacto que puedan tener, que no son en euros, sino a cuánta gente ayudas: tenemos un plan de actuación que contempla dar unas 12.000 meriendas este año y 6.185 horas de investigación; el público objetivo, todavía no lo podemos cuantificar”.

Arte, investigación y ayuda social

Un largo proceso con antecedentes difíciles de citar se ha hecho realidad. Lloret expresa que “no hemos seguido ningún modelo, sino nuestros propios impulsos para actuar”.

Pocas personas son capaces de seguir sus impulsos hasta el final y materializarlos a pesar de la complejidad que ha requerido la rehabilitación y transformación de Bombas Gens. “Nacemos con dos grandes ideas en mente: compartir y sensibilizar. Todo gira en torno a eso. Compartimos una colección de arte, recursos para jóvenes en riesgo de exclusión para que la igualdad de oportunidades sea más verdadera de lo que realmente es; pensamos en los niños que se van a su casa para hacer los deberes y no están sus padres para ayudarles. Lo van dejando porque, ¿qué motivación tienen? Pues podrán venir y nosotros estaremos para cubrir ese hueco. Y cosas más básicas aún, como las meriendas. Por tanto, se trata de compartir y sensibilizar a todos los niveles”.

La naves del edificio se han transformado en un nuevo centro de arte en Valencia que ha generado una notable expectación pública y mediática. Dos naves se dedican a mostrar la exposición permanente procedente de los fondos familiares y otras dos acogen exposiciones temporales. Según la perspectiva de cada cual, puede parecer que el arte, comparado con el centro de investigación de enfermedades raras y del área social, represente el papel de reclamo para que el público tome conciencia del resto de actividades. Sin embargo,“el arte -sostiene LLoret– es algo que tiene una visibilidad enorme y así debe ser porque, de lo contrario, no podría desarrollarse. Una colección de arte no tiene sentido si no es para compartirla. La parte social tiene mucha menos visibilidad, como la parte de investigación. Pero la Fundació es todo.

Incluso hemos circundado el recinto con un muro para que se hagan graffitis. Hay muchos tipos de arte. Y entendemos que esta es nuestra mejor manera de acercarlo, conscientes de que existe un riesgo de equivocarnos. Además, tendremos actividades pedagógicas y las que más éxito tengan se repetirán. Todo será cuestión de ensayo y error”.

La actividad en el edificio era frenética a pocas semanas de su apertura al público, que podrá acceder siempre de forma gratuita. Los muros, los suelos adoquinados originales, los muy distintos rincones de un espacio tan singular y ahora rehabilitado exhalan ilusión.“Me imagino el centro como un lugar con mucha vida”, afirma Soler. Uno de los deseos de Lloret es que “ojalá sirva para demostrar que estas cosas se pueden hacer aquí, en el propio entorno, cerca”.

Cuesta imaginar cómo se vive un viaje mental y financiero de esta magnitud. “Emocionante”, resumen. Y contagioso. Toda la suerte para esta gran aventura.

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