Salvador Navarro explica las claves de la nueva confederación empresarial autonómica

El próximo otoño, a la vuelta de vacaciones, el asociacionismo empresarial de la Comunidad Valenciana inaugura una nueva etapa. Una vez liquidada definitivamente Cierval, ante la imposibilidad de hacer frente a sus obligaciones de pago, una asamblea constituyente aprobará los estatutos de la nueva confederación empresarial autonómica que, según noticias no oficiales, no heredará de las anteriores confederaciones provinciales ni siquiera el nombre. Todo será nuevo para evitar cualquier suspicacia, que no están siendo pocas a lo largo de estos meses. Salvador Navarro, impulsor del proyecto, anuncia en esta entrevista su intención de someter a elección el puesto de presidente de la nueva confederación autonómica en un año. Estas son las claves del nuevo proyecto empresarial de la Comunidad Valenciana.

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En estos momentos, por la información disponible, ¿queda algún colectivo empresarial que se oponga al proyecto de nueva Confederación empresarial autonómica?

– En las últimas semanas está todo mucho más tranquilo. El proyecto lo tenemos bien meditado e incluso rodado, porque la esencia del modelo ya la estamos aplicando en Valencia desde hace cuatro años.

En cualquier caso, este es un proyecto en el que queremos que la gente se involucre, participe y aporte, por lo que caben todas aquellas propuestas que acuerde la asamblea.

– No es un proyecto cerrado.

– Desde luego, en estos momentos el modelo no está cerrado, pero lo vamos a cerrar antes de fin de año, porque necesitamos tener una patronal con la debida representatividad de cara a la Administración pública. Máxime cuando Cierval quedó extinguida definitivamente a finales de mayo, en una decisión tomada por la magistrada que ha llevado el procedimiento. No había mucho más margen de maniobra.

Los problemas de Cierval

– ¿Cómo se explica lo que ha pasado con Cierval: la única patronal autonómica de España que se ha liquidado, por imposibilidad de atender sus obligaciones de pago? 

– Era una patronal con 36 años de antigüedad y con un modelo de gestión en el que el peso de cada organización territorial se fijaba por estatutos: 33 % Alicante, 41 % Valencia y 26 % Castellón.

Estos porcentajes fueron fruto de acuerdos y consensos con criterios que poco tenían que ver con la aportación de cada provincia al PIB.

Este mensaje me parece importante porque, en muchas ocasiones, se acusa a Valencia de centralismo y yo puedo entenderlo, como nos pasa a nosotros con Madrid. Es cierto que a veces ha habido falta de sensibilidad por parte de Valencia –y asumo esta crítica–, en el sentido de que, por ejemplo, los comités ejecutivos de Cierval han sido normalmente en Valencia, al igual que las juntas directivas. No se ha tenido la sensibilidad territorial.

Ahora bien, también tengo que decir que en los temas importantes, como la representatividad o las instalaciones, la actuación de Valencia ha sido impecable. Ya hemos comentado sobre la representatividad, y lo mismo en instalaciones: la sede de Cierval era un edificio de CEOE cedido a la CEV -que se constituyó mucho antes que Cierval-, y los empresarios de Valencia gustosamente cedimos el edificio para la confederación autonómica.

– Pero, ¿cómo es posible que Cierval no haya podido hacer frente a sus pagos?

– Llevábamos más de un año negociando la reforma de sus estatutos para dar entrada a empresas que aportasen económicamente, según el modelo que aprobamos para Valencia hace años. Como por ahí no se avanzaba, los empresarios de Valencia planteamos como solución la fusión de CEV y Cierval, pero tampoco fue posible.

Hemos sido activos en la búsqueda de soluciones consensuadas. Los empresarios de Valencia hemos sido los más activos presentando propuestas con posibles soluciones, pero no conseguimos que ninguna saliera adelante.

Por otra parte, hasta los meses finales no sabíamos nada sobre la situación real de las confederaciones provinciales que formaban Cierval. Sospechábamos que había problemas internos por los requerimientos que llegaban de la Administración y por el retraso en los pagos pero, formalmente, allí no se ponía sobre la mesa el problema, y como al parecer no había problema, tampoco se avanzaba en ninguna solución.

A la vista de que el modelo que funcionó durante casi 40 años ha resultado inviable, la CEV propone un nuevo modelo solvente financiado con las cuotas de sus asociados. La representatividad que se desee tener hay que pagarla.

El calendario

– ¿Con qué calendario se está trabajando para poner en marcha la nueva confederación empresarial autonómica?

– Las federaciones sectoriales, asociaciones comerciales y empresas que están asociadas disponen hasta el próximo otoño para hacer sus aportaciones de mejora a los estatutos con los que estamos funcionando en estos momentos, que son los de la antigua CEV, pero con el ámbito geográfico autonómico y, llegado el momento, todavía tenemos que concretar fechas, se aprobarán en asamblea los nuevos estatutos con la participación de todos los asociados.

Eso no significa que se cierren las puertas a quien quiera entrar a partir de ese momento, pero el que lo haga entonces ya no habrá aportado a los estatutos y creo que es importante participar en la elaboración de las normas de funcionamiento que a todos nos afectarán y obligarán. Este plazo de tiempo que estamos dejando desde el inicio del proceso es necesario por la estructura de las organizaciones: hay asociaciones y federaciones en las que el comité propone y la asamblea aprueba. Estatutariamente son procesos lentos.

– Estamos asistiendo, pues, a un proceso de concentración de la representación empresarial en la Comunidad Valenciana.

– Así es, pero es que la crisis también ha tenido un impacto tremendo en el asociacionismo empresarial. De hecho, se ha debilitado todo el sistema asociativo y debemos recuperar asociaciones con mucha más fuerza. Hay sectores con cuatro asociaciones empresariales. ¿Cómo se puede sostener eso? ¿No vamos a ser capaces de unirnos?

Mi impresión es que ahora hay interés por hacer algo más consolidado y no solo lo digo por Castellón o Alicante. Asociaciones que hasta ahora estaban fuera de CEV, están valorando este nuevo proyecto, porque empezamos todos de cero. La provincial de Valencia se ha liquidado, ya no existe una confederación empresarial de la provincia de Valencia. Desde la reforma de los estatutos en marzo, la CEV es una organización autonómica.

– Ha manifestado en alguna ocasión que la nueva confederación autonómica no prestará servicios. ¿Qué hará entonces?

– En efecto, nuestra misión no es dar servicios a los asociados como si fuésemos una gestoría, asesoría o consultoría. Nuestra aportación de valor al asociado es la representación y la defensa de los intereses del colectivo empresarial. Facilitamos posicionamiento, visibilidad y contactos. En suma, actuamos como un lobby en defensa de los intereses empresariales de nuestros asociados.

La realidad provincial

– Está claro que la nueva confederación empresarial autonómica se nutrirá de asociaciones comarcales, federaciones sectoriales y empresas, pero esa realidad administrativa que son las provincias también tiene un componente económico y empresarial. ¿Cómo va a integrarse eso en la nueva confederación?

– Supongamos que en la asamblea constituyente se incorporan diez empresas y veinte sectoriales de Alicante. Según los estatutos que se someterán a votación, si así lo quieren, esas empresas y sectoriales integrarán el Consejo Empresarial de Alicante. Dependerá de ellas y solo de ellas. Y si lo deciden, una vez constituidos en Consejo Empresarial de Alicante, elegirán un presidente que, automáticamente, pasará a ser vicepresidente de la confederación autonómica.

Además, habrá comisiones de trabajo de donde también saldrán representantes. En esencia, esos consejos empresariales provinciales no tendrán personalidad jurídica pero sí estructura propia cuyo coste asumirá la confederación regional. Y los actuales edificios, que son de CEOE, si no quieren asumir el coste de mantenimiento, lo asumirá la confederación autonómica.

Todo esto son cosas que habrá que ratificar en la asamblea de otoño con la aprobación de los estatutos. Por eso es importante estar dentro en ese momento.

Respetamos la sensibilidad de las provincias, pero la provincia no es una entidad empresarial. ¿O es que Hosbec, al defender sus intereses como empresarios hoteleros de Benidorm y la Costa Blanca, no va a defender a la provincia de Alicante? La labor que debemos hacer de una vez es vertebrar empresarialmente a la Comunitat.

Los comités ejecutivos y las juntas directivas de la nueva confederación los celebraremos itinerantes y no necesariamente en capitales de provincia. Tendremos máxima sensibilidad con los territorios. Cada día estoy más convencido de la bondad del modelo.

– Se ha referido ahora mismo a comisiones de trabajo. ¿Qué puede contar de ellas? ¿Cómo funcionarán?

– Las comisiones de trabajo son para mí lo más importante, porque de ellas saldrán informes, estudios y criterios sobre los que tendrán que pronunciarse los órganos de gobierno de la confederación.

Preveo unas 18 y para dotarlas nos hace falta gente, porque ahí es donde está el trabajo. Tendrán libertad total. El que quiera estar, estará. Ahí se va a aportar y sus sesiones también serán itinerantes.

– Teniendo presente todo lo que hemos hablado hasta aquí, ¿cómo definiría la nueva confederación autonómica?

– Como una entidad autonómica, con máxima sensibilidad territorial. Este no es un proyecto contra las provincias.

– ¿Se presentará a la elección en otoño?

– Yo quiero ir a unas elecciones y que votemos, pero primero tenemos que aprobar unos estatutos y unir el máximo de voluntades. En un año como máximo, antes del verano de 2018, habrá que ir a elecciones, pero aún queda mucho trabajo por hacer.

Hay que aprobar los estatutos, crear la estructura y dejarnos de discusiones absurdas. Cuando estemos ya en esta dinámica positiva y esté todo más estabilizado, le aseguro que habrá elecciones y, si pienso como ahora, me presentaré a la presidencia.

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