Martes, 23 de Abril de 2024
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Saint Andrews, la gran cuna del golf

En estos días, en los que un jugador español de nuestra comunidad, Sergio García, acaba de enfundarse la chaqueta verde como ganador del Master de Augusta, me parece interesante recorrer la cuna del golf. Apenas tres horas de vuelo hasta Edimburgo y luego, en torno a una hora y media de coche, sobre todo por las carreteras estrechas que recorren Escocia, ya que realmente son 81 kilómetros los que separan la sede del Parlamento escocés de esta preciosa ciudad que es Saint Andrews.

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Aunque tan solo por el placer de recorrer Escocia, ya es un viaje que vale la pena en sí mismo. El verde constante, sus carreteras estrechas, con pequeños muros en los lados, las masías en el camino, los pueblecitos… Es realmente una delicia.

Saint Andrews es una de las ciudades más antiguas de Escocia, pequeña, pero históricamente relevante. Combina perfectamente los restos de su catedral o de su castillo, con una de las universidades más antiguas y de prestigio del país. Pero donde marca la diferencia es cuando, paseando, llegas al Royal and Ancient Golf Club of St Andrews, el club de golf más antiguo del mundo, desde donde se regulan las normas del juego.

Es fácil entender lo popular que es este juego, ejercitado prácticamente por todos. El tee de salida era en su origen como una plaza, desde donde salían los pastores jugando con su rebaño y los bankers eran realmente los refugios de estos pastores cuando el viento o la lluvia azotaban su salida.

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El campo, el ‘old course’, salía desde esa misma plaza, junto al mar. La belleza del paisaje es indescriptible. Justamente, en esas orillas se rodaron las escenas majestuosas de la película Carros de Fuego, cuando entrenaban en la playa. Si la cámara se hubiera girado hubiéramos visto sin duda el campo. La mítica escena a cámara lenta por una playa, cuando de fondo suena la banda sonora de Vangelis, es la playa de West Sands, en St Andrews

Todo en torno a él respira juego. El silencio de los espectadores cada vez que alguien inicia la partida –algo que ocurre cada 8 o 10 minutos–, la cantidad de personas mirándolo, el conocimiento que tienen del mismo, los miles de visitantes que se acercan a este destino para jugar, etc., nos hace sentir el respeto y pasión que despierta el golf.

Todo rodeado de tiendecitas, maravillosamente decoradas con ropa y todo tipo de complementos para jugar, algo que se entremezcla con las cervecerías, como te las puedes imaginar, de madera, sencillamente encantadoras. Terminar el juego y hacerse una o dos pintas es toda una ceremonia.

El casco antiguo del municipio, apenas cuatro calles, es fácil de recorrer y guarda todo el sabor de un pueblecito escocés. El resto está impregnado por el maravilloso ambiente de los estudiantes de la universidad o por los jugadores y aficionados al golf. Y además de las cervezas, en este recorrido por sus calles, los locales sirven infinidad de variedades de whisky. Harán que te guste y que disfrutes con él. También puedes visitar las destilerías que hay alrededor, por todos los rincones de Escocia.

Aunque no soy un apasionado del whisky, haber viajado en varias ocasiones con diferentes grupos realmente aficionados y conocedores de esta bebida, me ha permitido entender la variedad y calidad de los diferentes whiskies, algo que te animo a experimentar en tu viaje.

La ciudad tiene en muchas zonas un sabor medieval especial. Las visitas de algunas de las ruinas, como las del castillo junto al mar, son realmente de postal. Y de la Universidad de ST Andrews podríamos contar muchas cosas. Se fundó en 1413 y han pasado por ella cinco premios Nobel.

Pero la historia más singular y que muchos conocen es, sin lugar a dudas, el romance entre Kate Middleton y el príncipe Guillermo. Surgió aquí mientras ambos estudiaban Historia del Arte. Así que tendrás con seguridad postales y recuerdos de este romance en muchas de las tiendas.

Recorrer los alrededores también te deja escenas permanentes de postal, y ya que de golf va el viaje, además de los propios links de St. Andrews, si vas hacia el norte -a tan solo 40 minutos- tienes Carnoustie, otra catedral del golf mundial. Y hacia el sur, apenas a unos kilómetros, dos maravillosos campos, The Castle Course: St Andrews Links y Saint Andrews Bay Golf Course, entre el mar y el majestuoso hotel Fairmont St Andrews.

Y si haces 4 o 5 kilómetros más, llegarás a la que para mí es una verdadera joya del golf: Kingsbarns Golf Links. Un link que ha sido galardonado en varias ocasiones y llegó a ser un año el mejor link del mundo. Siéntate en su casa club y disfruta de una comida viendo el campo, el mar y la belleza del paisaje; vale la pena y si eres jugador, disfrútalo; es inolvidable.

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