Jueves, 25 de Abril de 2024
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La gestión en la empresa familiar

Socio. Auren Valencia

2016-enero-OPI-Auren-Rafael-LlunaA la hora de definir lo que se entiende por empresa familiar podemos encontrar innumerables definiciones y, posiblemente, la mayoría de ellas acertadas. Sin embargo, en el contexto profesional suele haber bastante coincidencia definir a la empresa familiar como “aquella empresa cuyo patrimonio y gobierno está ejercido por los miembros de una o varias familias y su objetivo estratégico comprende la continuidad de la empresa a manos de la siguiente generación familiar”.

De dicha definición destacan dos conceptos fundamentales que caracterizan a la empresa familiar:
> El Gobierno está ejercido por la familia/as.
> Continuidad de la empresa en la siguiente generación familiar.

Estas dos características van a condicionar la gestión en la empresa familiar, así como la de toma de decisiones. Si ello no se tiene en cuenta, se pueden producir graves problemas de incalculables consecuencias tanto para el futuro de la empresa como de la convivencia en el seno de la familia.

Según se desprende del estudio “La Empresa Familiar en España (2015) elaborado por el Instituto de la Empresa Familiar, la importancia de la empresa familiar queda plasmada en tres grandes datos:

1.- El 88,80 % de las empresas privadas españolas son de carácter familiar. Si nos referimos a la Comunidad Valenciana, dicho porcentaje representa el 91,10 %.
2.- El peso de la empresa familiar en la actividad económica española equivale al 57,10 % del Valor Añadido Bruto del sector privado. En la Comunidad Valenciana representa el 76,60 %, es decir una cifra muy superior a la media española.
3.- La empresa familiar española genera el 66,70 % del empleo del sector privado que representa 6.580.000 puestos de trabajo. Siendo en la Comunidad Valenciana el 84,70 %.

Por lo tanto, cuando se habla de la importancia de la gestión en la empresa familiar, no nos estamos refiriendo a algo marginal, que afecte a determinadas familias, sino a un colectivo de empresas con problemática compartida y que genera prácticamente el 85 % del empleo privado en la Comunidad Valenciana.

Gestionar una empresa familiar no es tarea fácil, dado que se debe conseguir compatibilizar la administración y la dirección de la actividad empresarial, para obtener los resultados adecuados que permitan mantener e incrementar el patrimonio de la misma, así como los vínculos familiares de la propiedad. Por ello, debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿cómo debe gestionarse una empresa familiar?

En primer lugar, puede afirmarse que una adecuada gestión requiere diferenciar de una manera clara y contundente entre los objetivos perseguidos por la empresa como tal y que, en definitiva, compite en un mercado global donde la calidad, la innovación, el precio y el servicio son determinantes para tener éxito y los intereses de la familia.

El grado de cohesión existente en la familia va a ser determinante para conseguir el éxito. Si los miembros de la familia comparten valores y coinciden en los objetivos futuros será más fácil determinar la misión y la visión de la empresa y, por tanto, transmitirla a los empleados de manera clara y creíble.

La empresa familiar que pretenda perdurar en las siguientes generaciones debe buscar fortalecer a la empresa y a la familia al mismo tiempo, ahí se encuentra el reto y la singularidad de este tipo de empresas.

La clave principal se encuentra en saber gestionar los vínculos emocionales de la familia sin que afecte negativamente a la consecución de los objetivos empresariales. Y si hay una palabra clave que debe estar siempre presente a la hora de regular la gestión en la empresa familiar esta es: consenso. Y si existe un concepto clave, este es: anticiparse a los conflictos.

¿Cómo se puede conseguir el consenso y la anticipación a los conflictos en la empresa familiar? La respuesta a la pregunta anterior sería mediante la elaboración del Protocolo Familiar, un instrumento que permite a la familia fijar las pautas y reglas para gestionar la empresa y a la vez mantener las relaciones familiares fluidas.

El Protocolo Familiar tiene dos objetivos principales:
1. Garantizar la continuidad de la empresa.
2. Conservar las relaciones familiares.

Debe tener capacidad de anticipación para disminuir conflictos en el seno de la familia. De esta manera, se hace innecesario dedicar posteriormente recursos y energías a resolverlos.

En la dirección de las empresas familiares se juntan muchos sentimientos personales y emotivos, que hacen que la toma de decisiones sea muy complicada. El Protocolo Familiar se convierte en un instrumento imprescindible para la adecuada gestión de la empresa familiar, dado que permite:
> Transparencia sobre los aspectos delicados como son, la dirección, la incorporación de los miembros de la familia, el sistema remunerativo de los mismos, la sucesión, etc.
> Compromiso de los miembros de la familia.
> Evita problemas, ya que da las pautas para la toma de decisiones en un momento anterior a su aparición.
> Gestiona las expectativas de todos los miembros de la familia, dado que las reglas están claramente establecidas.
> Clarifica el grado de compromiso de los miembros de la familia.
> Garantiza la continuidad de la empresa.

El contenido del Protocolo Familiar debe adecuarse a la realidad empresarial y familiar en cada caso. Debe ser un documento que recoja, mediante el consenso de toda la familia, la singularidad de la misma. Por ello, es muy importante el proceso y metodología que se aplique en su elaboración, ya que debe ser aceptado por todas las partes y nunca impuesto.

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